Ayer fue un día histórico.
Con mucho para compartir en el futuro con nuestros nietos.
250.000 personas fueron solas, sin que nadie las arriara, a manifestar sus ganas de una Argentina grande.
A cincuenta cuadras, otras 100.000 fueron llevadas a escuchar las palabras de un ex presidente que sólo busca la división del pueblo para cumplir con sus objetivos que, sin contar los negocios particulares y con amigos, todavía no llegamos a descubrir.
Su mujer, la ¿presidenta? lo miraba por tele.
¿Pensará alguna vez que está perdiendo la gran oportunidad de pasar a la historia como la mejor presidente de la Argentina?
Odios y resentimientos se están oponiendo al despegue de nuestro país.
¿Por qué?
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