jueves, 11 de septiembre de 2008

Bostezo celeste y blanco.


Anoche jugó la Selección.

¿Jugó?

Me quedé hasta muy tarde.

Creo que hice mucho más esfuerzo yo para no dormirme que varios de los que jugaban en Lima contra Perú.

Me dormí con bronca.

Ganábamos.

Dieron 3 minutos de descuento y a los 48,15 nos empataron.

Lo primero que pensé fue una queja contra el árbitro.

Enseguida se me pasó.

La queja.

No la bronca.

Nos empataron de contragolpe.

De contragolpe cuando estábamos ganando.

Increíble.

No jugamos a nada.

Porque Riquelme no es el de Boca simplemente porque no es la manija del equipo y, además, no tiene nunca una alternativa de pase para jugadores que pican por los costados y llegan hasta el fondo.

Porque Messi no es el del Barcelona simplemente porque allá no es la manija del equipo como acá lo quieren inventar. Juega sólo para él. Elude a uno, a dos, a tres, y se la sacan.

Porque Basile no es el de antes simplemente porque hace unos años no se hubiera permitido entrar a la cancha con un solo delantero. Y porque en sus equipos siempre los 3 jugaron de 3, los 5 de 5, y los 4 de 4.

Así no vamos a ningún lado.

Ahhh... No cuenten conmigo para otro partido a una hora rara.

Si ellos no corren, yo me duermo.

Hasta mañana.

Así no.


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