jueves, 20 de noviembre de 2008

Mar del Plata no es casualidad


Mucho se habló y se discutió a la hora de definir la sede de la Final de Copa Davis.

Que Córdoba, que Buenos Aires, que Mar del Plata...

Quedó Mar del Plata.

Y dejando de lado todos los intereses que se pelearon, está bien.

Porque en Mar del Plata nació el tenis de la Argentina.

En Mar del Plata se hizo tenista Guillermo Vilas.

Que no nació allí por casualidad.

Pero que vivió en el Club Náutico desde muy chico, los primero golpes contra el frontón y las interminables clases con Don Felipe Locícero.

Y aunque muchos chicos ni sepan de quién se trata y sólo sepan que hoy juegan Nalbandián y Del Potro, esta historia no hubiese sido posible sin Vilas.

Antes de él, nada.

Después de Guillermo: Clerc, Mancini, Jaite, Sabatini, Nalbandian, Del Potro, De La Peña, Gaudio, Coria, Cañas, Calleri, Chela, Acasuso, Mónaco, Zabaletta...

Después de Vilas, todos.

Vilas llegó de Mar del Plata y se subió al mundo.

No es casualidad, aunque lo parezca, que la Primera Final de Copa Davis que se juega en la Argentina sea cerca del Mar, el Casino, los alfajores Havanna, el barrio Los Troncos, Playa Grande, La Bristol y los caracoles que cambian de color para anunciar el clima.

Es la Copa del Mundo de Tenis.

Tenía que ser en la esquina de la casa de Guillermo.

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