jueves, 17 de abril de 2008

Ver para no ver



Volvió Marce con "Bailando".

Y nació una nueva polémica por la irrupción de un ciego en la pista de baile.

Nadie niega el gran mérito del señor que, ante semejante discapacidad física, se anima a mover el cuerpo en un concurso.

Admirable.

Pero así como su participación implica un acto de integración, no es menos cierto que está emparentada con el uso de su discapacidad a favor del rating.

Una apelación de los productores a sus más bajos instintos con el único objetivo de hacer altos números para la medición de Ibope.

Seguramente, si el famoso "minuto a minuto" va bien, el ciego llegará muy lejos en el concurso.

Aún sin bailar bien.

Porque no baila bien.
Y si no discriminamos al dejarlo participar tampoco debemos discriminar a la hora de otorgar puntajes a sus actuaciones.

Regalarle puntos sería un acto mucho más discriminatorio todavía.

Marce está chocho con su ciego.

Los que no deben estár tan tranquilos son los gatos que compiten contra él.

Se comenta que pidieron a la producción que aten al perro.

Evitemos el desbande.

Ah, me olvidaba: ver el programa no vale la pena.


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